Estos términos estas muy utilizados hoy en día y muchas veces generan confusión respecto de lo que significan.
La Crianza respetuosa hace referencia a la forma en que nos relacionamos con nuestros hijos. Ya sea estén en la panza, tengan horas de nacidos o tengan 10 años.
Es una visión de la educación (y la crianza) que pone el acento en el respeto hacia la persona que es el bebe/niño. Si pretendemos que nuestros hijos nos respeten y aprendan a respetar el primer paso es que ellos se sientan respetados.
En este tipo de educación se ponen como prioridad y se respetan las necesidades emocionales de nuestro hijo. Es por eso que la empatía es el elemento clave para ponerla en práctica. Hay muchas “malas costumbres” en las formas de tratar a los hijos que vienen heredadas por generaciones y no han sido lo suficientemente cuestionadas. Un bebe nos manipula? Pide upa porque quiere controlarnos? Un nene hace berrinches porque quiere llamar la atención? Es malo que quieran atención? Dejalo llorar que así aprende, etc. Y así, infinidad de afirmaciones que vienen aprendidas sin ser revisadas. No es una tarea sencilla ya que nosotros mismos no fuimos criados de esta manera.
La Crianza con apego hace referencia a la forma del vínculo mismo.
Es un vinculo cercano, amoroso, con apego. Con esto hay que estar atentos a no dejarse engañar por los “gurúes” de moda que nos venden artefactos o productos o métodos queriendo indicarnos que ESA es la forma de desarrollar el apego. Sin duda hay muchos elementos que nos pueden ayudar, como por ejemplo el porteo y los muchos espacios que se ofrecen para que mamás y bebés compartan tiempo de calidad (ej. La matronatación, espacios de juegos, etc).
Habiendo aclarado el panorama podemos meternos a desarrollar estos conceptos, estas visiones.
No existe una universidad ni un libro al estilo manual que nos pueda indicar cómo criar de esta forma a nuestros hijos, simplemente nos queda la opción de formarnos, cuestionarnos y escuchar lo que nuestros hijos necesitan.
El respeto hacia nuestros hijos supone una percepción empática de sus deseos, emociones y necesidades. En la medida que comprendamos más lo que necesitan o quieren vamos a poder respetar aquello.
Parece un laberinto si nos ponemos a pensar en la primera etapa de vida, pero no es así. Simplemente es tratar de conectar más con el vínculo que tenemos y queremos establecer y fortalecer con el bebé.
Como cualquier mamífero el humano necesita mamar, estar en brazos . Ya sea si se ha podido establecer la lactancia o se da leche de formula. Ese momento de nutrir al hijo satisfaciendo sus necesidades va fortaleciendo este vinculo.
El bebé necesita calor, alimento, contención y encuentra todo eso. Esta crianza implica formar lazos emocionales sanos. No hay que caer en el error de pensar que esto implica permitir que hagan todo sin ningún límite de nuestro lado. Por el contrario, se marcan límites, pero siempre atendiendo a una comunicación clara (acorde a la edad) y respetuosa. Es ayudarlo a usar sus capacidades y darles confianza para que las desarrollen. Esto fortalece mucho su autoestima y les da seguridad emocional. Ambas cosas claves para un desarrollo y una maduración sana de su afectividad y capacidades intelectuales. Es decir, va a llegar a ser un adulto más pleno y confiado. El niño de este modo tiene respeto por sus padres, no miedo como en el modelo de crianza más tradicional.
No hay que olvidar que nuestros hijos aprenden todo de nosotros: cómo los tratamos y cómo nos comunicamos. No tenemos que pensar que porque ahora aparece como una moda carece de fundamento. Es el resultado de mucho tiempo de observación, análisis y cuestionamiento de los vínculos primarios. Es el resultado del estudio de muchas disciplinas y experiencias.
Esta forma de crianza implica EMPEZAR UNA NUEVA HISTORIA DE CRIANZA para desarrollar generaciones de adultos más empáticos, seguros, confiados de sí mismos, amorosos. Esta basado en el amor, el respeto, la escucha del hijo, la aceptación de cómo es y en la ayuda de la gestión de sus emociones y habilidades. Explicándole las reglas que existen y acompañándolo en su desarrollo personal.
Con esta conexión desarrollada el día de mañana cuando nuestros hijos necesiten algo no van a dudar en acudir a nosotros para ayudarlos y apoyarlos.
Por: Mercedes Rosan